¿Por qué a todo le llaman Coaching?

A los españoles nos falta originalidad.

Y lo demostramos, sobre todo, cuando algo se pone de moda. Se va subiendo gente al carro hasta que el carro se derrumba porque ya no puede con el peso.

Esta falta de originalidad la observo con la palabra Coaching.

El Coaching es la herramienta de transformación más poderosa que he conocido en mi vida. Permite a personas y organizaciones obtener las mejores versiones de ellos mismos, buscar sus valores diferenciales, desarrollar el potencial personal y organizacional.

El Coaching trabaja con las habilidades de las personas, con sus actitudes y sus valores, llegando a tocar sus niveles de identidad en muchos casos. Y esto a mí me parece muy serio como para llamar Coaching a cualquier cosa.

Cuando escribimos la palabra Coaching en Google aparecen más de 280.000 entradas.

Si escribimos, por ejemplo, Coaching para ligar, aparecen entradas tan banales como «¿Qué es el Coaching? como para ligar» o «Coaching personalizado en seducción» o «Coaching para singles, ¿sabes ligar?».  Algunas de estas entradas, relacionan las palabras tarot y Coaching. Mi opinión personal es que nos estamos equivocando.

Si escribimos «Coaching y maquillaje» en Google, todavía me deprimo más. ¿Cómo se puede publicitar «Coaching para maquillaje: sácale el mayor partido a tu imagen» y estar dirigido a las mujeres empresarias? ¿Se han pensado que somos estúpidas y que dirigimos mejor o peor nuestros negocios en función de como nos hayamos maquillado? Me parece hasta insultante.

Y así innumerables conceptos más que nada tienen que ver con el Coaching.

Puede que parte del problema de esto esté en el márketing del Coaching que ha querido buscar diferenciaciones y ha acabado prostituyendo el término.

La metodología del Coaching es muy clara y concreta y habla acerca del desarrollo de las actitudes y aptitudes de la persona para conseguir sus logros, trabajando con los bloqueos emocionales, de pensamientos y de creencias que limitan al cliente.

Creo que esto es lo suficientemente serio e importante como para que se incluya dentro de las banalidades como maquillarse y ligar, aunque no dudo que aprender a hacer ambas cosas sea positivo, pero sin llamarle Coaching, por favor.

Soy una defensora del Coaching por la poderosa transformación que provoca y me encantaría que todo este ámbito estuviera bien regulado para diferenciar a los profesionales de ello, quienes trabajamos con rigurosidad y seriedad con las personas, de los que hablan de oídas del Coaching.

Carolina Hernández