El gesto nacional…

Soy partidaria de escribir acerca de cuestiones que potencien al ser humano, que hagan que los talentos ocultos se desaten… pero también es cierto que elijo no eludir la realidad.

Para ello, pongo los pies en la tierra y…

Hace semanas que vengo observando las actitudes de la gente en sus puestos de trabajo. Producto de esta observación, detecto una actitud bastante generalizada: el encogimiento de hombros.

Parece que a todo el mundo le dé igual todo…

Sin embargo, observando con mayor profundidad, he constatado que el gesto es más acuciado allá donde más deberían ponernos la alfombra roja… a saber, corporaciones financieras, grandes empresas y una, en estos momentos idolatrada, Administración Pública.

Hay situaciones en que, sinceramente, desaparece de mí cualquier atisbo de asertividad. Y me vuelvo ogro…. porque yo, a la pasividad no tiendo mucho, la verdad…

Os invito a comprobar este gesto nacional que se ha instaurado en nuestra sociedad porque es impresionante… nadie sabe nada, nadie puede resolver nada, todo depende de otros… Y uno da vueltas y vueltas, perdiendo horas de su trabajo que influyen directamente en una famélica cuenta de resultados porque no se facturan sin que, en muchas ocasiones, pueda concluir la tarea que ha salido decidido a hacer.

Casos flagrantes como el de «Urdanmanguín» renovado de nuevo por Telefónica por la mísera cantidad de 1,5 M de € me hacen preguntarme qué estamos haciendo… unos por parecer inmersos en sus casitas de chocolate, ajenos a todo lo que está ocurriendo alrededor de ellas. Y otros por permanecer inmutables ante prepotencias y cadenas de mentiras, sin hacer nada, sólo encogerse de hombros.

Una actitud bastante antagónica, por cierto, a la que se vive en las PYMEs y micro PYMEs españolas, que luchan por su supervivencia y que, además, te suelen recibir con una actitud más tendente al servicio y a la solución.

Y llego a conclusiones…

Al poder le falta formación… Le falta formación en valores, le falta formación en escucha y le falta formación en sostenibilidad.

Y al poder le falta educación… Le falta educación para no mentir, le falta educación para no robar y le falta educación para ponerse a currar y dejar de hacer tambalearse a las estructuras básicas de una sociedad.

Y me pregunto hasta cuándo… hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que se nos trate como a pusilánimes, cuando en este país hay multitud de magnánimes. Hasta cuándo vamos a tolerar que piensen que somos estúpidos y que se nos puede mentir descaradamente. Hasta cuándo vamos a seguir encogiéndonos de hombros…

Cada día, entre la alegría de vivir rodeada de equipos de trabajo excelentes, de amigos maravillosos y de una familia por la que doy gracias, me pregunto qué puedo hacer para cambiar esto… Intento que salga de mí alguna idea maravillosa con la que se pueda revolucionar de una vez por todas este mundo… Pero me resulta todo tan complicado de entender que ninguna brillantez consigue asomar entre las conexiones de mis neuronas.

Y vuelvo a mis férreas ideas de protestar por los cauces adecuados de aquello que considero injusto o de los abusos de poder y sigo trabajando para hacer un poco más felices a las personas que me rodean.

También me pregunto qué pasaría si todos hiciéramos este tipo de cosas cada día…

Obsérvenlo y cuéntenme…. Estoy deseosa de que lleguen a mis oidos ideas brillantes que se puedan llevar a cabo y que hagan girar, por fin, este gesto nacional del encogimiento de hombros.

¡¡Feliz semana!!

Carolina Hernández