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22 Abr 2015
Diseccionando la codicia - Google Images

Diseccionando la codicia…

¿Lo traemos en los genes o nos contaminamos al crecer?

Veamos si la codicia viene insertada en nuestro ADN o se va adquiriendo a medida que vamos cumpliendo años…

¿Qué es la codicia?

Según nuestra Real Academia de la Lengua, la codicia es el afán excesivo de riquezas y deseo vehemente de algunas cosas buenas.

La codicia es sinónimo de…  deseo y de pasión. Es sinónimo de avaricia. Y es también sinónimo de ambición y de afán por enriquecerse por arte de magia. Ese afán por desear más de lo que se tiene, una ambición por querer más de lo que se ha conseguido.

Diseccionando la codicia - Google Images

Como es un afán excesivo, la codicia nunca se detiene y siempre quiere más, convirtiéndose en una sensación interior insaciable.

¿La codicia es innata?

Ya lo decía Rousseau…

‘El hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad lo hace ambicioso y codicioso’.

Vivimos en un mundo materialista y esto fomenta la codicia. Las sociedades menos materialistas son, también, menos codiciosas.

Por tanto, la codicia es aprendida y es un animal feroz que crece dentro de uno devorándolo todo.

La codicia actúa como veneno que se instala en nuestro corazón y ciega el entendimiento.

La codicia provoca que se pasen por alto todos los valores que alguna vez se tuvieron. Los valores son, literalmente, aniquilados por la codicia.

La codicia es esa tela de araña que, cuando te atrapa, es muy difícil escapara de ella.

¿La codicia tiene que ver con el poder?

Bastante. El poder te da acceso a cosas, a informaciones, a situaciones a las que no todo el mundo tiene acceso.

Cuando uno se cree poderoso, es más fácil que la codicia le ciegue.

Tenemos ejemplos de ello…

Desde Madoff que ha sido considerado como el responsable del mayor fraude de la historia, cifrado en 35.000 millones de dólares y condenado, por ello, a 150 años de prisión hasta los que aceptan regalos a cambio de pequeños favores, todos están secuestrados por la codicia.

Nuestra política actual es muy tóxica, en gran parte, debido a la codicia. Prácticamente todos los días, recibimos múltiples informaciones que así lo determinan.

Y cuando ya se está poseído por la codicia, uno no se hace más y más codicioso porque, simplemente, carece de la oportunidad.

Entonces los más ricos son los más codiciosos…

No tiene por qué. El dinero en sí mismas o las propiedades por sí solas no tienen una relación directa con la codicia.

El punto de inflexión se encuentra en la forma con la que se consiguen las cosas… Ese matiz desmesurado de ambición descontrolada.

De hecho, el afán de riqueza obsesiva de los codiciosos, en muchos casos, acaba con esa riqueza. Un ejemplo de esto podemos verlo en la película ‘El lobo de Wall Street’ que tuvo una gran repercusión.

Además, no sólo se es codicioso con el dinero… se puede ser codicioso con otras muchas cosas… con el conocimiento, con las relaciones, con la informaciónDis… la codicia es una actitud.

Una persona codiciosa también es una persona egoísta porque se niega a ayudar en las necesidades de quienes tiene cerca. En general, no le gusta compartir y no suele practicar la solidaridad.

¿Cómo afecta la codicia a la felicidad?

El grado de codicia es inversamente proporcional al nivel de felicidad. Cuanto más codicioso se es, más infelicidad aparece.

Tiene sentido si, como hemos comentado antes, la codicia se apodera de uno y hace que se diluyan sus valores más importantes. Y esa pérdida de valores provoca que uno se convierta en un constante traidor de sí mismo.

De hecho, la codicia está considerada por la religión católica como uno de los siete pecados capitales (avaricia).

La codicia es el camino contrario a la felicidad porque la codicia está centrada en el ego. Y, como ya hemos comentado en alguna ocasión, los caminos a la felicidad son los que te hacen alejarte del ego.

¿Cómo combatir la codicia?

Con generosidad, generando el hábito de la generosidad, aunque cueste cambiar.

Cuando un codicioso comienza a ser generoso, se dará cuenta de que obtiene un retorno muy interesante de esa generosidad.

La generosidad no es sólo dar dinero a los demás, sino dedicarles tiempo, aportar talento, compartir conocimiento…

Algo muy radical puede ser pensar en la muerte… cuando morimos, nada nos llevamos con nosotros… Así que pensar en que todo se puede acabar en cualquier momento puede ayudar a apartar la actitud de la codicia.

Disponemos de habilidades como la perseverancia y la fuerza de voluntad para poder combatir esta actitud egoísta extrema. No digo que sea fácil, pero sí digo que, cuando se quiere conseguir, es posible.

Conclusiones…

El mundo materialista en el que vivimos nos incita a ser más o menos codiciosos…

Dejar de estar pendiente de lo de fuera y buscar valores sólidos como la integridad, la honestidad o la colaboración (generosidad) nos aleja de la codicia y nos acerca a la felicidad.

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

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