Los valores que acompañan a la Navidad.

Aunque los valores son útiles y necesarios durante todos los días de nuestra vida, no siempre se llevan a cabo y se olvidan, en muchas ocasiones, elementos esenciales para convivir con nuestro entorno en paz y armonía. Y la Navidad llega, cada año, para recordarnos algunas bondades que, en ocasiones, se nos olvidan.

Ciertamente así es. La Navidad es una época ideal para potenciar los valores de la bondad, la generosidad, el amor y la amistad.

Bondad porque nos volvemos más permisivos con los demás, damos más las gracias y sonreímos más.

Generosidad porque compramos regalos, pensamos en otras personas, en sus gustos y en lo que les puede ilusionar. Nos desprendemos de nuestro ego y pensamos más en los demás.

El amor porque nos reencontramos con personas muy queridas, porque dejamos un espacio para disfrutar de momentos con la familia, porque recordamos a los que amamos y ya no están con nosotros.

Amistad porque nos juntamos en pequeños grupos para celebrar el final de un año, mejor o peor, pero en el que hemos vivido nuevas experiencias y nos gusta festejarlo con nuestros más allegados.

Los niños son los reyes de la Navidad. La ilusión que demuestran por las cosas se refleja en sus rostros y nos hace esbozar sonrisas continuamente.

Las luces iluminan las calles y los niños las miran con asombro y curiosidad. Las actividades invernales en la calle hacen su aparición y ellos juegan en las pistas de hielo, los toboganes de nieve o visitando los belenes de su localidad.

Y se ilusionan con que Papá Noël o los Reyes Magos se acuerden de ellos y de lo bien que se han portado y les traigan aquellos regalos que están en su mente.

Efectivamente, en estas épocas navideñas los cines se llenan de películas para disfrutar con los más pequeños. Son películas que muestran los valores que nos aporta la Navidad.

Todos recordaremos el cuento de Charles Dickens sobre la Navidad, en el que el Sr. Scrooge pasa de ser el villano más temido de su entorno al abuelete más tierno y más querido por niños y mayores, cuando un fantasma le visita y le hace recapacitar y tomar consciencia de si su vida estaba siendo sombría por su actitud lejana con su entorno.

Es cierto que determinadas personas, al llegar estas fechas, pueden recordar episodios que se presentaron en su vida anteriormente y que influyen en que, en la actualidad, no disfruten con la misma alegría de las Navidades. Padres que ignoran las celebraciones, momentos de tristeza y problemas familiares o pérdidas de seres queridos pueden ser otros motivos para alejarse de la alegría de la Navidad.

Pero incluso en esos casos y recordando cuando hablamos de la gratitud el otro día, podemos esforzarnos y mirar hacia las cosas positivas que sí nos rodean en estas fechas y disfrutar igualmente de ese sentimiento que nos inspira la Navidad.

Porque aunque las malas experiencias dejan secuelas emocionales, es posible regenerar los rituales que contiene la Navidad y recuperar esos valores de los que hemos hablado.

Una recomendación muy interesante para esos adultos apáticos es dejarse contagiar por el optimismo y la ilusión que muestran los niños. Ellos son los verdaderos artífices de la magia de la Navidad y, tanto si los tenemos al lado, como si los miramos por la calle y nos sensibilizamos con sus estados dejándonos llevar por su alegría y su ilusión, seguro que nos hacen esbozar una sonrisa y disfrutar, como todos, de la Navidad.

Se trata de un momento ideal para aprender, tanto las tradiciones culturales, como las tradiciones familiares. Además, los más pequeños pueden afianzar su identidad, su estima y su valía.

Aprenden a reconocer los valores propios de la Navidad, aprender a ofrecer regalos y mejorar su generosidad. Desarrollan su afectividad, tan importante en la infancia y para un adecuado desarrollo personal. Aprenden acerca del optimismo y la positividad.

Y desarrollar todo esto les servirá, cuando sean adultos, para poder disfrutar de la Navidad y trasladárselo a las personas que tengan a su alrededor.

La Navidad es una época especial para saborear y, aunque tengamos mayor o menor felicidad, es bueno saborearla de todas maneras…

Con los niños podemos ver: El viaje de Arlo, Frozen, The Holiday con Cameron Díaz y Kate Winslet, Love Actually o los más mayores, al menos muchos de ellos, se decantarán por ir a ver Star Wars…