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01 Jun 2016
las personas imperfectas también triunfan - Google images

Las personas imperfectas también triunfan.

En la vida que vivimos, todos somos imperfectos. La perfección, aunque la buscamos, no se encuentra en el planeta Tierra.

De hecho, si alguien fuese perfecto, le odiaríamos al instante. ¿O a alguien no le sacan de quicio esas personas que aparentan ser perfectas constantemente?

El perfeccionismo, en general, nos resulta muy poco atractivo.

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El amigo perfecto, al final te acaba alejando porque te sientes inferior a su lado ya que tú no lo haces todo bien. La pareja perfecta nos acaba resultando aburrida. El jefe perfecto nos acaba haciendo tontos. Y digo perfectos, en el sentido de que tienden a la perfección, porque cuando esas personas, tarde o temprano se equivocan en algo, son el centro de muchas críticas y mofas.

Luego está el que aparenta ser perfecto…

Es la persona que dice ser muy buena en algo y, realmente, no lo es. Es aquella persona que constantemente trata de aparentar una imagen impecable en todo momento, una cultura desarrollada en cualquier situación, una situación familiar ideal durante toda su vida… las personas que aparentan todo esto, lo más probable es que tengan muchas carencias al respecto. Ya lo decía un refrán castellano… ‘Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces’… Y la cultura popular es muy sabia…

Por tanto, la falta de perfección natural es algo bueno…

En el momento en la vida en que nos damos cuenta de que no existe la perfección (al menos en esta vida), nos liberamos un montón.

Porque quizá de jóvenes, en ese intento de nuestra madre por darnos una ‘buena educación’ nos hemos ido conviritiendo en la hija perfecta, la esposa perfecta, la amiga perfecta, la trabajadora perfecta, la nuera perfecta… y lo mismo con los chicos también perfectos.

Y un día ese ser perfecto en todo, ha actuado como un efecto boomerang y nos ha hecho ‘zasca ‘ en toda la cara, recordándonos que la perfección no existe. A mí me pasó. Los demás se encargan de ponerte de manifiesto que no eres perfecto, por mucho que tú lo estés queriendo ser.

Por tanto, lo primero que ocurre cuando te das cuenta de que no puedes alcanzar la perfección, es que te liberas.

Se empatiza más con quien comete errores…

Se llama el Efecto Pratfall. Fue descubierto en 1966 por el psicólogo social Elliot Aronson, quien realizaba estudios sobre la simpatía en la Universidad de Minnesota. En sus estudios, el psicólogo descubrió que las personas simpatizan más con aquellos que se muestran competentes, siempre y cuando también cometan errores, los admitan y continúen con su vida.

En el experimento, se medía la simpatía de dos personas que competían en un juego de preguntas y respuestas. Uno de los participantes no era muy competente y contestó bien al 30% de las preguntas. El otro respondió correctamente el 92%. En principio, las personas que los veían, simpatizaban mucho más con el más competente. Pero si esa persona, por ejemplo, derramaba su café (o cualquier cosa similar como parte del experimento), el nivel de simpatía hacia esa persona, se incrementaba mucho más.

Y esto ocurre porque nos resulta más fácil identificarnos con un ganador cuando este muestra que también tiene sus defectos. Le reconocemos como nosotros y como un modelo en algo, pero no en todo. Nos acercamos más.

La competencia es la base del éxito…

La competencia nos hace llegar lejos… esto es de bastante sentido común. Sin embargo, una vez mostradas nuestras habilidades, los errores que cometemos nos hacen parecer más humanos, más simpáticos, más reales. La gente se acercará más a nosotros.

Por tanto, nuestras imperfecciones actúan a nuestro favor.

No es necesario ser perfectos, ni siquiera en las cosas que nos salen muy, muy bien.

Y si eres muy de querer tender a la perfección…

Aceptar la crítica constructiva nos ayuda a mejorar y a evolucionar.

Aceptar los errores como algo posible y aprender de ellos nos hace ser cada vez mejores, también.

‘La perfección es una pulida colección de errores’ (Mario Benedetti)

Disfrutar del proceso más que del resultado nos permitirá ser felices mientras estamos haciéndolo. Poner el ojo sólo en el resultado puede llegar a provocar más errores.

Actuar sin analizar en exceso las cosas, nos lleva a comprobar que las barreras imaginadas no eran tan grandes como las habías imaginado.

Definir las metas con claridad y saber dónde quieres llegar concretamente, te permite saber cuándo llegas.

Aprender a personarse las imperfecciones es muy útil puesto que el fracaso es una oportunidad para aprender.

‘No existe fracaso. Sólo aprendizaje’.

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

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