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13 Ene 2013
La asertividad riñe a la gerencia

La asertividad riñe a la gerencia…

En el desempeño diario de mi trabajo, comparto experiencias con directivos y gerentes de empresas de diversos sectores, tamaños y culturas. Mientras acompaño a las organizaciones en sus procesos de transformación, puedo observar con profundidad las actitudes de sus ejecutivos en las diferentes situaciones cotidianas.

Y hay algo que desde hace meses me llama la atención…

El liderazgo está vinculado a la asertividad

Cuando imparto cursos de liderazgo o estamos trabajando el liderazgo en un proceso de Coaching, hago mucho hincapié en la asertividad porque es la herramienta de comunicación más importante para el líder.

La asertividad te permite expresar cualquier cosa desde el equilibrio emocional; la asertividad indica una autoestima sana y en su sitio; la asertividad libera del estrés, permite desarrollar a los colaboradores, delegar; la asertividad es imprescindible para una buena negociación; es fundamental para mantener un excelente clima laboral en la organización; te permite comprender los mapas de otros, ampliar persepectivas, encontrar opciones para aportar soluciones; y te permite vivir con la coherencia entre tus pensamientos, sentimientos y actitudes.

La asertividad riñe a la gerenciaMis observaciones de los cambios de muchas personas, me permiten concluir que el desarrollo de la asertividad te acerca a la sabiduría, a la tranquilidad continuada y a la serenidad. Y esto es porque no sólo se es asertivo hacia afuera de uno mismo, sino que se comienza siendo asertivo ‘con’ uno mismo. Y sólo desde esa asertividad interior, se consigue trasladar al exterior el mismo sentimiento, la misma actitud ante las cosas.

¿Cuál es el problema entonces?

Existen dos problemas fundamentales: la resistencia psicológica al cambio y la falta de paciencia.

La resistencia psicológica al cambio es algo inherente al ser humano. Todos vivimos en una zona de comodidad de la que nos cuesta salir, incluso, aunque nos limite. Nuestro cerebro, de hecho todo nuestro cuerpo (químicamente hablando) tiende a sus hábitos inconscientes y nos pone una y otra vez en esa zona de comodidad donde no tiene que pensar, no tiene que crear nuevas rutas neuronales, diferentes conexiones sinápticas. Todo nuestro cuerpo nos devuelve una y otra vez a esa zona de comodidad, nos guste o no nos guste.

Tan sólo la voluntad férrea de llevar a cabo, una y otra vez, un plan trazado desde el plano consciente nos permitirá movernos de esa zona de comodidad hacia otro lugar elegido por nosotros. Voluntad y voluntad para forzar a la química de mi cuerpo a hacer nuevas cosas, a ir por otros caminos, a salir de esa zona de comodidad. Esto, lógicamente, no se consigue en dos días, sino en mucho más tiempo de hacer la misma cosa diferente marcada en ese plan de manera consciente.

Y aquí aparece el segundo problema. Que no damos tiempo a que el cambio se produzca porque nos falta la paciencia para ello. Vivimos en la era de la inmediatez, de las prisas, del ‘para antes de ayer’. Y cambiar un hábito requiere tiempo de cocción, como un buen guiso. Tan sólo poniendo la voluntad en el cambio y teniendo la paciencia para que se cocine dentro de nosotros, conseguiremos adiestrar nuestra asertividad, que no es otra cosa que cambiar un hábito en nuestra comunicación (interna y externa).

La asertividad riñe a la gerencia…

Y es en este punto donde muchos ejecutivos me dicen ‘Carolina, hay ocasiones en que es necesario dar un puñetazo en la mesa para que la gente reaccione’.

Y yo me pregunto… ¿Realmente es necesario para que la gente reacciones? ¿O es necesario para ti porque ya no aguantas más? ¿O es una forma de que tu cuerpo exprese su rabia porque le estás sometiendo a un cambio y está incómodo? ¿Realmente se consigue así que la gente reaccione o por el contrario que, de alguna manera, te teman?

No niego que haya momentos en los que es necesario ser especialmente riguroso. Pero esto no está reñido con dejar de ser asertivo. Dar un puñetazo en la mesa nunca es la opción. Nunca es la opción porque corta la comunicación, porque te genera tensión y estrés y porque crea barreras entre las personas.

Dar un puñetazo en la mesa corresponde al papel de un padre que regaña a su hijo, no corresponde a un líder que desarrolla a sus colaboradores.

Uno puede hacer que la gente reaccione de otras muchas maneras, lo que ocurre es que nuestros hábitos nos llevan a dar ese puñetazo en la mesa porque ya lo hemos hecho así en otras ocasiones anteriores.

La asertividad es la única opción para conseguir que los demás quieran hacer lo que yo quiero que hagan. Comprender que los demás tienen el derecho de tener sus propios hábitos (aunque les limiten) nos permitirá enfocar las situaciones de una manera diferente y buscar otras alternativas, otras opciones. Y esto sólo se consigue desde la tranquilidad interior que te aporta la asertividad.

La asertividad riñe a la gerencia, porque los ejecutivos se olvidan de ella con demasiada facilidad, porque no la desarrollan, porque no la prestan atención.

¿Qué propongo?

Propongo hacer un punto de inflexión en esas dinámicas que no potencian especialmente a la organización.

Propongo hacer un análisis de la situación y trazar un plan para provocar cambios.

Propongo tener la paciencia suficiente para que esos cambios se lleven a cabo, con una voluntad férrea para hacer, repetir o indicar las cosas una y otra vez según el plan trazado.

Mi experiencia personal me indica que es posible conseguirlo. No es fácil, sí es posible. Lo he visto con mis propios ojos.

La pregunta fundamental es… ¿Qué voluntad y paciencia estás dispuesto a aportar para que las cosas funcionen como tú quieres que funcionen?

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

5 comentarios

  1. Enhorabuena por el post, Carolina! Has puesto el dedo en la llaga.

    Lo del puñetazo en la mesa es una vía rápida y cómoda de imponer las cosas, pero es un síntoma, claro, de falta (o ausencia) de inteligencia emocional, siendo la asertividad el hábito que previene muchos problemas interpersonales.

    Muchas gracias por los artículos que regalas a la sociedad.

    Un abrazo!

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  2. Gracias a vosotros por leerlo!!!
    Y gracias, Juan Pedro, por tus comentarios… Son motivadores y alentadores…
    Feliz día!!

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  3. Buenos días Carolina,

    Este es un tema tratado «largamente» entre usted y yo, y como sabe no lo comparto del todo. Efectivamente hay que tener una voluntad para el cambio y por supuesto hay que tener paciencia, mucha paciencia, muchisima paciencia, pero no toda la asertividad se compone de esto en mi modesta opinion.

    Cuando el equipo que te rodea no siempre esta dispuesto a salir de su zona de comodidad, cuando la voluntad para ello es 0, o hay voluntad de boquita pero acción 0, la segunda opción es la paciencia, pero como bien dices la paciencia hoy en día es escasa. Pese a ser escasa uno puede armarse de ella, agotarla hasta la saciedad… ¿¿¿entonces ???

    Entonces segun el post no es momento del puñetazo, de levantar la voz, de subir tu tension arterial, de sudar …

    Como dices cllegado este momento, la asertividad esta reñida y: puedes decir soy asertivo, que guay es el mundo, armarte de valor, respirar hondo, irte a correr … pero el problema sigue ahí, recuerdas ?? el problema es repetitivo !!! no ha habido reacción alguna hasta ahora !!!

    El gerente puede ser un lider, puede ser asertivo, puede ser … pero llegado este momento, toca plantearse: puñetazo, sobra parte del equipo o sobro yo.

    Si a esto le añades algunos ingredientes de la empresa familiar, donde principalmente tu no «puedes sobrar» y parte de tu equipos «tampoco puede sobrar», ¿que nos queda?

    Por supuesto una cosa si que no puede suceder, y es dejarlo correr, cargarselo uno y viva la vida, por lo tanto …

    Un abrazo

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    1. Hola Juande,
      Gracias por tu respuesta…
      Es bueno que os veais reflejados en el post porque significa que estáis ahí, en la lucha diaria, intentando hacer mejor las cosas cada día.
      La cuestión es que lo diario no debe ser una ‘lucha’. Luchar desgasta.
      Lo diario, lo digo en el post, debe ser riguroso. Y añado, comprometido, retador, compartido…
      Yo estoy comprometida con conseguir que en las organizaciones se trabaje felizmente. Y se puede conseguir!!
      Por último, el empleo de la asertividad no es sólo hacia afuera (la empleas en muchas ocasiones), sino también hacia adentro. Normalmente somos muy exigentes con nosotros mismos y quizá no estamos siendo lo asertivos que necesitamos y eso nos está dañando.
      Te aseguro una cosa… Se pueden poner límites sin dar puñetazos encima de la mesa. Sólo hay que cambiar el modelo de relación. Para ello la paciencia…
      No digo que sea fácil. Digo que es posible.
      Gracias de nuevo por tu comentario!!

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  4. […] para ello, deberemos dejarles (a los empleados) cierta autonomía, confianza, proporcionar feedback asertivo con frecuencia, margen para el error, y apoyo social (por parte de compañeros y […]

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