El mal trago de quedarse en blanco…

Nos ocurre a todos, en ocasiones o muchas veces, que nos quedamos en blanco. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo lo podemos evitar?

¿Por qué nos quedamos en blanco?

Tenemos una hormona que segrega nuestro cerebro, llamada corticosterona, que se produce en el córtex de la glándula suprarrenal que segregamos cuando sentimos ansiedad, estrés o miedo.

Cuando esta hormona entra en acción en nuestro cerebro, lo que provoca es un bloqueo en los sistemas de recuperación de la información.

En el cerebro se ven afectadas varias zonas como el hipocampo, fundamental para recordar; la amígdala, relacionada con las emociones; o la corteza cerebral, que interviene en la recuperación de los recuerdos.

¿Cuándo nos podemos ‘quedar en blanco’?

Cuando nos encontramos en momentos de máximo nerviosismo…

• Antes de hablar en público.
• Ante un examen, escrito o, sobre todo, oral.
• Al salir a escena delante de mucha gente.
• Exponer en un idioma diferente al tuyo y que no manejas del todo bien.
• En una presentación en el trabajo.
• Ante una persona que conocemos, pero que no sabemos ubicar.
• Ante una entrevista de trabajo.

En estas situaciones de elevada tensión emocional se produce una sensación de miedo dentro de nosotros, también denominado en ocasiones ‘pánico escénico’, que provoca la segregación de esa hormona ‘corticosterona’ que conlleva una repentina pérdida de memora respecto a lo que debíamos decir o escribir.

En ese momento somos incapaces de recordar el texto y/o los datos que teníamos que exponer. Y esto es un mal trago… el mal trago de ‘quedarse en blanco’.

¿Hay alguna clave que nos pueda ayudar a salir airosos de estas situaciones?

Dos claves generales son restarle importancia a la situación y utilizar alguna técnica rápida de relajación, como un par de respiraciones o tres muy, muy profundas. La respiración profunda aporta una mayor cantidad de oxígeno al cerebro y esto provoca cierta relajación que permite contrarrestar la segregación de la corticosterona.

Las personas que tienen experiencia en pasar por estas situaciones desarrollan herramientas personales y adaptadas a cada uno para poder superar estas malas pasadas que nos juegan nuestras emociones y nuestro cerebro.

¿Qué pueden hacer, por ejemplo, los estudiantes que se quedan en blanco ante un examen?

Pues la verdad es que pueden hacer varias cosas:

• Entender lo que se estudia ayuda a recordar más que, simplemente, memorizarlo.
• Una técnica muy útil es utilizar multicanales en la memorización, porque es mucho más fácil recordar algo que se asocia a varios recuerdos, uno visual y otro auditivo, por ejemplo.
• Utilizar mapas mentales para realizar los esquemas del estudio, porque está demostrado que la asociación de ideas que permite desarrollar un mapa mental te da una visión mucho más amplia de todo el contenido estudiado.

¿Y qué puedes hacer cuando te quedas en blanco ante una presentación en tu trabajo o ante una conferencia?

Como he indicado antes, cada uno debe desarrollar aquellas técnicas o herramientas que mejor vayan con su forma de ser y de actuar.

Por haberlo probado personalmente, puedo decir que funcionan muy bien varias cosas:

• Disponer de notas o de una presentación que sólo sirva como guía para exponer las ideas que quieres desarrollar, sin leerlo todo (que queda fatal).
• Interactuar con el público (sea una reunión pequeña o una sala con mayor número de personas) con, por ejemplo, una pregunta, porque el tiempo de respuesta de los demás te permite concentrarte y recordar la información que querías tratar.
• Improvisar es un mal necesario y, si no recuerdas lo que ibas a decir exactamente, expresa la idea de otra manera diferente. Si tú continúas, los demás no sabrán si formaba parte de tu discurso o estás improvisando.

Y siempre, siempre, siempre… poner el foco en mantener la calma.

Como conclusión…

Quedarse en blanco es algo normal en las personas porque corresponde al funcionamiento de nuestro cerebro.

Cuanto más naturales seamos si nos llega a pasar esto, menos lo notarán nuestros interlocutores.

Y el mantra de las 3 Ps es el mejor para evitar estos momentos de ‘quedarte en blanco’: practicar, practicar y practicar…

Cuanto más practicamos algo mejor nos sale.