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08 Abr 2015
psicologia positiva - Google Images

Demasiada psicología positiva…

Si prefieres escuchar el podcast en COPE Alicante, puedes hacerlo aquí a partir del minuto 40:30.

En los últimos tiempos ser optimista está de moda. Pero… ¿no estaremos dejando de llamar a las cosas por su nombre? ¿El exceso de optimismo es realmente bueno?

¿Qué es exactamente la Psicología Positiva?

A diferencia de la psicología tradicional, que se centra más en las patologías, la psicología positiva se enfoca en el bienestar psicológico.

El término fue impulsado por el psicólogo americano Martin Seligman a finales de los años 90.

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La psicología positiva se centra en las emociones positivas que tenemos los seres humanos para potenciarlas y en otras fortalezas que poseemos, tales como la creatividad, el optimismo, la gratitud o la sabiduría como elementos potenciadores de nuestro carácter y nuestra personalidad.

¿La psicología positiva funciona?

Ciertamente sí. Los psicólogos y neurólogos actuales son conscientes de que a mayor bienestar emocional, mejor funciona nuestra salud.

Y así se lo trasladan a sus pacientes. Recuerdo una situación que viví hace ya unos 20 años. Una persona muy cercana a mí tuvo un accidente importante en el que se vio afectada su columna vertebral. Cuando ya estaba prácticamente recuperado, en uno de los controles médicos a los que fuimos, el doctor nos pidió que subiéramos a planta a ver a otro paciente que había tenido un accidente similar y posterior y su recuperación estaba siendo más lenta porque estaba terriblemente deprimido. Nos dijo claramente que si no cambiaba su pensamiento, no se recuperaría bien. Hasta ese punto es importante nuestro bienestar emocional y estoy hablando de 20 años atrás.

Entonces… ¿si uno está deprimido no se recupera?

Aquí es donde está el peligro. Una cosa es que no te recuperes de manera óptima y otra es que no te recuperes. El optimismo ayuda a mejorar tu situación, pero si este chaval (que al final acabó bien) no se hubiera esforzado como lo hizo en su rehabilitación, no hubiera conseguido el resultado que consiguió. Es decir, ser optimista o tener un elevado bienestar emocional ayuda a que las cosas sean mejores, pero eso por sí solo no soluciona las cosas…

En otro orden de cosas… Quedarte sin trabajo de manera inesperada es un fastidio y, aunque puede suponer una mejora en el futuro, debemos asumir la pérdida y no camuflarla con frases como por ejemplo…. no pasa nada, seguro que me espera algo mejor después de esto.

Pues sí… sí que pasa. Si de verdad queremos aprender de nuestras propias experiencias, debemos ser honestos con nosotros mismos y analizar las causas de que ese despido se produzca. Reflexionar sobre si algo ha dependido de nosotros para mejorarlo para el futuro. Analizar si era realmente el trabajo donde queríamos estar o si preferimos otra cosa acorde a nuestro conocimiento y nuestra experiencia y que nos haga más feliz. Reconocer si el tipo de empresa en el que que estábamos realmente nos gustaba o preferimos otro ambiente. Y una vez hechas estas reflexiones poner todo nuestro esfuerzo y nuestra perseverancia al servicio de encontrar un empleo igual o mejor al que teníamos.

Si nos paramos en el optimismo y no hacemos nada más, a ciencia cierta la frustración aparecerá cuando no consigamos lo que queremos.

Lo cierto es que en la actualidad, si no eres feliz pareces tonto…

Esta es, desgraciadamente, la cara cruz de la psicología positiva… o el exceso de la misma…

La trampa fundamental de la psicología positiva radica en que se llega a culpabilizar a la persona de ‘crear’ sus propias desgracias. Y esto es realmente muy injusto. Incluso, algunos libros de autoayuda lo dejan por escrito. No creo que esto sea bueno ni potenciados para nadie.

Muchas investigaciones científicas apuntan a la importancia de los pensamientos y de cómo pueden llegar a modificar nuestra estructura del cerebro y, por ende, nuestra estructura biológica. Los pensamientos positivos, indudablemente ayudan a que nos sintamos mejor.

Pero esto no significa que una persona a la que le diagnostican una enfermedad se la haya generado ella misma. Cuando este pensamiento pasa por la cabeza, entonces se tienen dos problemas: el de la propia enfermedad y el de la frustración de creer que uno mismo se la ha generado.

El optimismo debe ser siempre racional, nunca irracional.

¿Y cómo podemos desarrollar ese optimismo racional?

En primer lugar siendo críticos y llamando a las cosas por su nombre. Sin camuflajes. Si una actitud nuestra nos ha conducido a un mal resultado, analicémosla y aprendamos de ella para no volver a equivocarnos en el futuro. Si tenemos una gripe en la que nos sube la fiebre, tomemos paracetamol para curarnos. Es que nos hemos enfriado, no que seamos negativos y por eso estamos enfermos.

En segundo lugar, conectando con nuestras emociones, buscando en nuestro interior las mejores fortalezas que cada uno poseemos para enfrentarnos de la mejor manera posible a todas las circunstancias que nos presenta la vida diariamente. Cuanto mejor nos conozcamos, mejores y más rápidas soluciones encontraremos para superar nuestros obstáculos.

Y, por último, pensemos siempre en la mejor opción. Siempre hay una forma en que las cosas se solucionan de la mejor manera. Busquemos siempre esa. Pensemos bien de los demás. Pongámonos en su lugar y entendamos la situación desde otras perspectivas diferentes a la nuestra.

Como decían en tiempos pasados…. ‘tomarse la vida con filosofía’… de ahí parte la psicología positiva, de buscar la manera de sentir bienestar emocional. Pero sin pasarnos… de manera equilibrada…

admin

Mis valores son la flexibilidad, el respeto y la comunicación. Consultora, Formadora y Coach en coaching organizacional, desarrollo de habilidades de dirección y comunicación interpersonal y organizacional. Me entusiasma acompañar en las transformaciones de las personas y las organizaciones a través de la consultoría y la formación.

Un comentario

  1. Me gustaron los pasos para desarrollar el optimismo racional. Me gustaría seguir leyendo mas publicaciones suyas. Saludos desde Ecuador!

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